Malditos (Dorado #2) de Marissa Meyer
El amor crecía de los recuerdos compartidos, de las historas compartidas, de las risas compartidas. El amor tenía como consecuencia que, aún sabiendo las numerosas cosas que te podían sacar de quicio de alguien, todavía quisieras, de algún modo, abrazarlo al final del día y que te abrazase a ti al salir el sol cada mañana.
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