La casa de los niños de Mario Escobar
Los edificios seguían en pie, impasibles a todo lo que había sucedido, los ladrillos no entienden las pasiones humanas, simplemente se soportan unos a otros, manteniendo el equilibrio. Los seres humanos somos más complejos, siempre queremos sobresalir, destacar y ser amados, aunque para ello seamos capaces de destruir el mundo.
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