La casa de los niños de Mario Escobar
El problema no era que fuéramos humanos, llenos de imperfecciones e incongruencias, lo más triste es que la guerra nos estaba deshumanizando a todos. La compasión, la misericordia, el perdón y la tolerancia se habían convertido en palabras proscritas, lo único que nos quedaba al fondo de aquella caja de Pandora que había desatado todos los males de la humanidad era la esperanza, aunque en ocasiones tuviera la sensación de que me engañaba. Dentro de poco todos estaríamos muertos, únicamente seremos olvido, como si jamás hubiéramos existido.
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