De Lukov, con amor de Mariana Zapata
No me tocó. No le hacía falta. Sabía que estaba ahí y él sabía que lo sabía. Esa era la cuestión: nos entendíamos. Conocíamos el alcance y la profundidad de nuestra confianza y nuestra lealtad. Y eso significaba mucho más de lo que jamás transmitirían unas palabras vacías.
|