Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enríquez
"Él supo ocultar hasta el final, hasta su último acto, hasta que solamente quedó de él ese costillar a la vista, ese cráneo destrozado y, sobre todo, ese brazo izquierdo en medio de las vías, tan separado de su cuerpo y del tren que no parecía producto del accidente ---del suicidio, le sigo diciendo accidente a su suicidio--; parecía que alguien lo había llevado hasta el medio de los rieles para exponerlo, como un saludo, un mensaje." (La casa de Adela. Pág.68).
|