Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enríquez
Nunca le habíamos prestado atención. Era una de esas chicas que hablan poco, que no parecen demasiado inteligentes ni demasiado tontas y que tienen esas caras olvidables, esas caras que, aunque una las ve todos los días en el mismo lugar, es posible que no las reconozca en un ámbito distinto, y mucho menos ponerle un nombre.
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