Una promesa de juventud de María Reig
si hablamos de un amor sincero, saludable, compensado..., diría que uno lo sabe cuando es mejor con la persona a la que cree amar. Cuando aprende y lo anima a ser la versión que más le gusta de sí mismo. Y debe ser recíproco, por supuesto. Lo sabe también cuando una conversación es el obsequio más preciado del día y una sonrisa, el combustible para no perder el juicio.
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