Una promesa de juventud de María Reig
El hogar es un espacio simbólico con coordenadas geográficas y físicas. Es ese rincón al que siempre volvemos, en el que almacenamos recuerdos de las diferentes etapas que hemos vivido. Es donde habitan nuestros logros y nuestros fantasmas. Es donde nos reunimos con quienes amamos, dónde censuramos a los que detestamos. Es, probablemente, el único lugar en el que somos nosotros mismos; cuatro paredes que conocen lo mejor y lo peor de nuestra alma corrupta. Y eso, precisamente, fue St. Úrsula para mí.
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