El palacio Dubravko de María Laso
Sabía muy bien lo que se siente cuando se pierde a alguien, ya fuera una madre o un familiar cercano. Una pequeña parte de uno mismo se va con ellos. Confundido. Vacío. Perdido. Enfadado. Enfermo. En contraposición, menos aterrado, porque hay menos que perder. Contradicciones de la vida que se aprenden a base de golpes. |