Talentos ocultos, el libro escrito por Margot Lee Shetterly, (ingeniera e hija de un ingeniero de la NASA) arranca desde antes que la NASA existiera como tal y cuenta cómo se desarrolló ese organismo y también habla de la comunidad afroamericana. La sinopsis es un buen resumen del costado ¿humano?: en 1943 la NACA National Advisory Committee for Aeronautics contrató a cinco mujeres afroamericanas para que trabajaran en el lado oeste -segregado- como computistas; pero deja afuera que también recorre la historia del organismo que sitúa en un mismo complejo a científicos, ingenieros, matemáticos, tecnólogos, etc. con el objetivo, en un principio, de mejorar la aviación y que luego se amplía a la conquista del espacio (de ahí la NASpaceA). Creo que esta es la razón por la que el libro es tannnnn descriptivo (confieso que leí en diagonal lo que no me resultaba tan interesante), pero el modo en el que la autora resalta la importancia del entretejido social, el esfuerzo colectivo, los desafíos y las injusticias a las que se enfrenta-ba la comunidad, además de la paradoja entre lo que se supone que EEUU defendía y lo que pasaba en el propio territorio es muy interesante. Por ejemplo, se luchaba en contra del nazismo desde una sociedad segregada en la que no todos los ciudadanos tenían los mismos derechos. El libro habla de algunas de las mujeres que ganaron posiciones para ellas y le abrieron el camino a la comunidad, lo inspiradoras que resultaron y sus valores: educación, honestidad, trabajo duro y personalidad. En este libro se basa la película Figuras ocultas (o Talentos ocultos o Hidden figures) que arranca más acá en el tiempo y se enfoca en tres mujeres: Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson interpretadas de manera genial por Taraji P. Henson, Octavia Spencer y Janelle Monáe y tiene algo de “culto al héroe”. Uno de los personajes secundarios lo interpreta Kevin Costner y en la película es él quien le da LA oportunidad a Katherine Johnson, quien la apoya y deja a un lado los prejuicios de la época (cuando el cambio no se produjo de la mano de una sola persona). Todavía recuerdo mi decepción cuando no ganó el Oscar a la mejor película. Sigo convencida de que se lo merecía, basada en hechos reales expone cuestiones raciales y de género; muestra historias de superación personal y la importancia de la unión para lograr una meta. ¡Y qué meta! (no nos olvidemos de la gesta de enviar al hombre al espacio) pero no, ganó Lalaland (que no me molestó por lo cantada, sino por su final insatisfactorio -si alguien quiere saber mi opinión-). Ufa. Siempre creí que las matemáticas (o las ciencias duras) en el pasado eran cosa de hombres y sí, pero no. Esta historia me mostró un contexto en el las matemáticas eran mujeres... que el grueso del trabajo pesado: calculadoras humanas que resolvían las matemáticas propuestas por los hombres que no solo eran sus jefes, sino que ganaban más que ellas por el mismo trabajo, incluso los menos calificados, (al género se le sumaba la cuestión racial) pero eran mujeres, hacían matemáticas y yo no tenía idea. + Leer más |