Cluny Brown de Margery Sharp
Ojos bonitos, buen cutis - aunque ni remotamente "adorable" -, alta - y la altura se estaba poniendo de moda otra vez -, pero de complexión desgarbada o, al menos, esa era la impresión que daba así vestida. Una ropa adecuada la ayudaría mucho, si pudiera permitirse algo original sin caer en lo folclórico. La señorita Cream valoró estas señales contradictorias, las descartó y llegó al acertado veredicto de que no había ningún catálogo de atributos capaz de explicar la cualidad más extraña y sobresaliente de Cluny Brown: tenía personalidad.
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