La palabra más hermosa de Margaret Mazzantini
La única voz que se oye es el ladrido ronco de los perros, que deambulan por las calles en manadas, esqueléticos, con el vientre vacío y ojos de lobo. Perros de casa convertidos en callejeros por la guerra, abandonados por los amos que han huido o muerto, o que pasan demasiada hambre como para poder alimentarlos.
|