El señor Mozart y un tren de brevedades de Marco Antonio Campos
Mentiría si dijera que no guardo rencor ni amargura, pero es un rencor y una amargura que sólo piden que los criminales, no sólo el que te victimó, sean pagados con la misma moneda. Que padezcan, aunque sea un poco, lo que hemos sufrido en meses que parecen nunca terminarse. Tal vez no ocurra, porque suele suceder que a los asesinos se les trate como héroes y los justos terminen en la cárcel o en el ataúd y manchada su memoria.
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