A la sombra de las muchachas en flor de Marcel Proust
A veces alguna empujaba a la que tenía al lado, y entonces una risa alocada, que parecía la única manifestación de su vida personal, sacudía a todas a la vez, borrando, confundiendo aquellos rostros indecisos y gesticulantes en la gelatina de un solo racimo centelleante y tembloroso
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