A la sombra de las muchachas en flor de Marcel Proust
De la felicidad desconocida y posible de la vida, aquellas muchachas eran un ejemplar tan delicioso y en tan perfecto estado que casi por razones intelectuales me desesperaba por no poder hacer en condiciones únicas, capaces de excluir cualquier margen de error, la experiencia de cuanto nos ofrece de más misterioso la belleza que deseamos, y de cuya imposible posesión nos consolamos pidiendo el placer —como Swann siempre se había negado a hacer, antes de Odette— a mujeres que no hemos deseado, de modo que uno muere sin haber sabido nunca en qué consistía ese otro place
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