¿Qué me quieres, amor? de Manuel Rivas
A esa hora estaba aún solo en la barra. La blusa de Maggie dejaba transparentar la lencería de los senos. Le gustaba mucho aquella primera pinta de cerveza, cuando el local estaba tan desnudo de humos como la cabeza y las baladas parecían salir de un grifo de agua.
|