Apocalipsis Z. El principio del fin de Manel Loureiro
Ya estaba. Una risa histérica me ha atacado de forma incontrolable, mientras unos lagrimones enormes y redondos corrían por mis mejillas. Al cabo de un rato estaba llorando a lágrima viva, apoyado en la tapia, sosteniendo el vacío arpón entre las manos.
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