La ladrona de huesos de Manel Loureiro
La adrenalina bombeaba a raudales por sus venas mientras se abría paso entre los helechos y las ramas bajas de los árboles. La luna se escondía detrás de un manto de nubes y en cuanto se alejó unos metros de las llamas del campamento, la oscuridad la engulló por completo
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