Todos somos villanos de M.L. RIO
-Entonces, ¿cómo murió? -Se ahogó -explicó Colborne-, por así decirlo. Se atragantó con su propia sangre. Me alejé de la puerta, presioné la espalda contra la pared. Estaba mareado, el golpeteo de mis pulsaciones se había vuelto tenue y lejano, y me pregunté si aquello era lo que se sentía: la lenta falta de aire, la vida escabulléndose al agua de alrededor y tu propia sangra deslizándose dentro de cada espacio vació hasta llegar a tus ojos y pintar el mundo de rojo. Asfixia. Fallo de sistema. Fundido en negro. |