Todos somos villanos de M.L. RIO
Me sorprendió, pero aun así, me perdí en el inesperado calor de su boca sobre la mía, sin ser consciente de todo lo demás. Nos separamos un centímetro y nos miramos con ojos bien abiertos, sin recelos. Nunca nada había parecido sencillo cuando se trataba de ella, pero en ese momento, ella lo era. Simple y cercana y preciosa. Un poco desaliñada, un poco herida. |