El final de la historia de Lydia Davis
Luego, después de que él me dejara, el principio se convirtió en algo más que el primer momento feliz que abría un número infinito de ocasiones felices: también contenía el fi-nal, como si la atmósfera de aquel café en el que nos sentamos juntos, en aquel lugar público, donde se inclinó sobre mí, sin conocerme apenas, y me habló al oído, ya contuviera el final, como si las paredes estuvieran hechas del final de la historia.
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