Sal de mis sueños de Luis Fernando Trujillo Sanz
Ningún profesor me daba tanto miedo como él. Me he llevado un montón de broncas en mi vida y muchas veces me han hablado en un tono duro y tajante, acompañado de miradas y muecas amenazadoras. Aquel anciano de dulce apariencia [...]No elevaba la voz ni mostraba expresión alguna. Se limitaba a hablar con calma [...]y, por alguna razón, esa tranquilidad me ponía los pelos de punta.
|