Ana, la de Álamos Ventosos de Lucy Maud Montgomery
—Dices eso solo por parecer educada, claro. No hace falta. Sabes tan bien como yo que no soy el tipo de chica de la que se enamoran los hombres. Soy la «sosa señorita Nelson». no es culpa mía si no tengo a nadie. No soportaba estar más tiempo allí dentro. Tenía que venir aquí abajo y permitirme a mí misma sentirme triste. Estoy cansada de sonreír y mostrarme agradable con todo el mundo y fingir que no me importa cuando me hacen bromas por no estar casada. No voy a fingir más. Y sí me importa, me importa muchísimo que se burlen de mí. Soy la única de las chicas Nelson que queda soltera. Cinco de mis hermanas están casadas o lo estarán mañana. Ya has escuchado a la tía Felina echarme en cara mi edad cuando estábamos cenando. Y oí como le decía a mi madre antes de la cena que yo «había envejecido bastante» desde el verano pasado. Pues claro que he envejecido. Tengo veintiocho años. Dentro de doce tendré cuarenta. ¿Cómo podré soportar la vida a los cuarenta, Ana, si no tengo raíces propias a esas alturas?
|