La joven del acantilado de Lucinda Riley
Aurora buscó la mano de Grania, la entrelaza con la suya y se la estrechó con fuerza. _Así que las dos lo queríamos. Y las dos lo hemos perdido, ¿verdad? _Sí _Entonces nos ayudaremos, y cuando una se ponga triste, la otra la animará, ¿de acuerdo? |