Mujercitas (Clásicos Ilustrados) de Louisa May Alcott
Siempre miraban atrás antes de volver la esquina porque su madre siempre estaba en la ventana para sonreír mientras asentía y les decía adiós con la mano. De algún modo parecía que no pudieran pasar el día, al margen del humor que tuvieran, sin aquella despedida materna que era para ellas como un rayo de sol.
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