Eres la nata de mi chocolate de Lorraine Cocó
«El mundo es un pañuelo», pensó. ¿Cuántas probabilidades había de que su mejor amiga y su único hermano varón se conociesen y, tras compartir un beso fortuito, se quedasen colgados el uno del otro? Él no creía mucho en el sino, en las fuerzas sobrenaturales ni en nada por el estilo, y por eso, por nada del mundo confesaría a su romántica amiga que aquella situación se parecía mucho a una treta del destino. Lo que sí iba a hacer era dar un empujoncito a la providencia para que aquellos dos terminasen juntos. Hacerlo sin levantar sospechas, entre tantos testigos, solo hacía que fuese más interesante. |