Tantos lobos de Lorenzo Silva
Que acudiera de esa guisa vestida a unas dependencias de la Guardia Civil, para declarar como testigo en un caso de homicidio, no negaré que resultaba algo desconcertante para el hombre del siglo pasado que irremediablemente soy. Sin embargo, para el investigador criminal del siglo XXI que mejor o pero trato de ser, el hecho no resultaba ni siquiera demasiado novedoso. Ya hace tiempo que en el país al que sirvo se han perdido todas las referencias acerca de la gravedad o frivolidad de los asuntos. La culpa la tienen, supongo, unos padres demasiado distraídos y unos líderes más ocupados en ocultar sus propias fechorías que en transmitir a los ciudadanos un ejemplo de congruencia…
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