La muerte que respiras de Lola P. Nieva
Tenía que regresar a la tumba, a pesar de la inscripción que rezaba sobre ella en una tablilla de coloridos jeroglíficos, un ostracón de arcilla en el que se hallaba grabada la leyenda: «La muerte golpeara con sus alas a aquel que ose perturbar el reposo del faraón».
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