Rendición de Lisa Kleypas
—Te poseo —dijo bruscamente—. Cada pulgada de ti es mía. —Sus ojos recorrieron el vestido de noche de satén que llevaba—. Tu cara, tu cuerpo, todos tus pensamientos. Que yo no quiera acceder a tus favores no significa que vaya a permitirte concederlos a ningún otro hombre. Eres mía y solamente mía.
|