El diablo en primavera de Lisa Kleypas
(…) Nadie se da cuenta de si estoy o existo. —Me parece imposible creerlo. La forma en que lo dijo no parecía un cumplido. —Es cierto —aseguró ella desesperadamente, hablando con rapidez, pero pensando todavía más deprisa—. Soy una florero. Solo accedí a participar en la temporada para ayuda a mi hermana Cassandra. Mi melliza es mucho más guapa que yo, y usted es el tipo de marido que está esperando. Si me dejara presentársela, podría comprometerse con ella, luego desapareceré del mapa. —Al ver su inexpresiva mirada, siguió con la explicación—: La gente no puede pretender que se case con las dos. —Me temo que nunca arruinaría a más de una joven en la misma noche. —Su tono manifestaba una burla cortés—. Un hombre tiene sus límites. |