Un seductor sin corazón de Lisa Kleypas
—No tendría que haber esperado tanto para venir a verte —dijo, llena de arrepentimiento. Se inclinó con torpeza para besar el espacio entre los ojos del caballo. Notó que el animal le mordisqueaba delicadamente el hombro del vestido e hizo una mueca. Le apartó la cabeza y le rascó el sedoso cuello tal como sabía que a él le gustaba—. Pobrecito, no tendría que haberte dejado solo. —Entrelazó los dedos en la crin rubia de la montura. El animal apoyó entonces la cabeza en su hombro, y al ver este gesto de confianza se le hizo un nudo en la garganta. —No fue culpa tuya —susurró—. Fue culpa mía. Lo siento, lo siento tanto… Tenía la garganta tan contraída que le dolía incluso. Por más fuerte que tragara, no lograba destensarla. Le costaba respirar. Soltó el cuello de Asad y se volvió. Resollando, tambaleándose, chocó con el tórax firme de Devon. |