Propiedad privada de Lionel Shriver
Se lo dije, las odio. Tan alegres, asilvestradas, imposibles de desanimar. Están empezando a vivir, quieren probarlo todo, incluso un trozo de corteza.
|
Propiedad privada de Lionel Shriver
Se lo dije, las odio. Tan alegres, asilvestradas, imposibles de desanimar. Están empezando a vivir, quieren probarlo todo, incluso un trozo de corteza.
|