El monstruo pentápodo de Liliana Blum
La noche anterior había sido de esas en las que Raymundo miraba la televisión sin ver, con una botella de Wild Turkey a medias y la Glock sobre el buró. ¿Tenía caso seguir así? Puso el cañón contra su paladar, pero el roce del metal le provocó náuseas. ¿Cuántas veces a lo largo de los años había estado a punto? No podría contarlas. Recordó los días que le siguieron al incidente con aquella niña; habían sido especialmente difíciles. Sacó el arma de su boca y sirvió más whisky en el vaso de cristal. Notó que estaba mal lavado. El hielo empequeñecido, en proceso de derretirse, le pareció una metáfora de su vida. Pensó en llamarle a Julieta, pero abandonó la idea antes de siquiera mover un dedo. No se sentía capaz de escuchar sus discursos de autoayuda.
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