Las puertas del alma de Lidi Howland
Y yo estaba ahí, quejándome de una vida que para muchos era la deseada. El problema era que, para mí, nunca lo había sido. Me sentía la persona más egoísta sobre la faz de la tierra, cosa que me hizo pensar que yo no era nadie importante, ni nadie a secas. Era una chica de Escocia que se había visto arrastrada por esa ola imparable que era la sociedad; mi tiempo pasaría y mis ansias de ser algo en esta vida, distinto a todo aquello que se me había impuesto, no sería más que polvo o quizás ni eso…
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