Memorias de abajo de Leonora Carrington
A mí también me tenían agarrotada por dentro esas fuerzas ajenas a mi voluntad consciente que paralizaban el mecanismo del coche. Este fue el primer paso de mi identificación con el mundo exterior. Yo era el coche. El coche se había agarrotado por mi culpa, porque yo, a mi vez, me había agarrotado entre Saint-Martin y España.
|