Rose de Leigh Greenwood
Sólo cuando conocí a Rose comprendí que el amor era fuerte, que implicaba saber defenderse solo, decir cosas que nadie quería oír. También que exige darse a uno mismo para hacer feliz a otra persona. No sé si amo a Rose. Durante un tiempo tuve la seguridad de que no, pero... —¡ Lo sabía, lo sabía! —... pero ahora no estoy seguro. Sé que la necesito, que no puedo imaginar vivir el resto de mi vida sin ella. ¿Eso es amor? Creo que en parte sí. Sé que la quiero. Ella conforta mi alma y mi cuerpo como nunca nada lo ha hecho. Eso también forma parte del amor. |