La novena casa de Leigh Bardugo
Nunca conseguía desprenderse del todo de la sensación de que él solamente estaba viendo un mundo, cuando podían existir muchos; que había lugares perdidos (tal vez incluso personas perdidas) que podían cobrar vida ante sus ojos si los entornaba lo suficiente o si encontraba las palabras mágicas adecuadas. Los libros, con sus promesas de puertas encantadas y lugares secretos, no hacían sino empeorarlo todo.
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