La casa del almendro de Laura McVeigh
Salir corriendo de tu casa en mitad de la noche es una cosa terrible, ver el miedo en los ojos de tus padres y saber que nunca volverás. Es una cosa terrible no pertenecer ya al lugar donde naciste. Pero cuando ya no puedes leer, aprender, cantar, ni siquiera caminar a solas bajo el sol, no puedes vivir. No puedes quedarte.
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