Niebla ardiente de Laura Baeza
Luego, quizás influida por la racionalidad, la tristeza y resignación de mi mamá, supe que a él no lo movía la venta de autos gringos para mantenernos mejor que a otras familias del pueblo, porque era evidente que estábamos y seguíamos en las mismas, sino su deseo de estar siempre lejos, fuera de casa. Le heredé eso, las ganas de estar en otro sitio, de ser un fantasma la mayor parte del tiempo.
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