La geografía de tu recuerdo de Laia Soler
No supe verte entonces, y ahora estoy demasiado lejos para alcanzarte. Ahora te veo. Te veo y te comprendo. No te importa que el mundo no se detenga a escucharte, porque cuando tocas, tú escuchas al mundo. Todo se apaga y solo estás tú, tus dedos demasiado lentos y tu voz poco instruida. Estás tú, imperfecta, y nada más, y no quieres más porque no necesitas más. |