Mientras esperas de Laia Sinclair
—Vaya, —exclamó, sorprendida—. Es mucho peor de lo que me imaginaba. No solo te estás enamorando, sino que ha conseguido que te mires al espejo y empieces a verte a ti mismo. —¿Enamorado? —Casi grité por la sorpresa. Me levanté de un salto y empecé a caminar como un felino enjaulado—. ¡Yo no estoy enamorado! Si casi ni la conozco, ¿como voy a sentir algo así? —Paré mi deambular errático por la habitación y la miré con el ceño fruncido—. Me gusta, sí. Creo que es guapa, también. Me gustaría echar un polvo con ella, eso sin dudarlo. Pero, ¿enamorado? Ja. Annie se encogió de hombros, divertida al verme tan escandalizado. Estaba haciendo todo un drama. —Vale, si tú lo dices… —Claro que yo lo digo. Por supuesto que lo digo. Qué ideas más raras tienes, Annie. Yo, enamorado… |