Vientos de Revolución - Parte 1 de L. M. Bianchi
El bosque greislavo solía ser un lugar silencioso, una bóveda arbórea lúgubre y enmarañada que escondía sonidos animales, donde el esquivo sol se filtraba tímidamente a través del verde, el pardo y el rojo de las hojas para llegar al suelo húmedo en forma de diminutos haces de luz que casi podían palparse.
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