Un romance de provincias de
Kornel Filipowicz
"Elzbieta vivía ahora en ese ambiente singular que solo logra crear alrededor de la persona una ciudad pequeña en la que todo el mundo se conoce, donde todo se sabe y cada intento de ocultar algo privado al ojo de la opinión pública se vuelve en contra del individuo. La sociedad de una ciudad pequeña cree que tiene derecho a saberlo todo, a clasificarlo y a decidir si el asunto constituye un secreto a voces. Sin embargo, hay algo de humano en la crueldad de esa institución: el individuo que anda en boca de todos tiene la ventaja de ignorar que está siendo objeto de habladurías. El mecanismo de esta institución funciona con más o menos eficacia, pero siempre es consecuente, en el sentido de que consigue que nadie del entorno más cercano de la persona calumniada se entere de lo que está sucediendo. Por tanto, si no hubiera sido por Turlej, Elzbieta habría vivido ajena al hecho de que todo el mundo conocía su historia y todos hablaban de ella."