Después del bosque de Kim Savage
No puedes. Mira, la oscuridad absoluta no es absoluta. Todavía puedes distinguir formas, movimientos. Las ramas se rompían. Había cosas que aleteaban y se escabullían. Después de un rato empezó a llover. Notas la piel esponjosa, como si no te perteneciera. El agua te entra por las orejas. Se desliza entre tus labios, incluso cuando los aprietas con fuerza. No te molestas en quitártela de los ojos. Pronto dejas de sentirla. A veces, creo que Donald Jessup no fue lo que me cambió. Lo que me cambió fue el bosque. Fue allí donde aprendí a vivir en el interior de mi cabeza.
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