Silber. El primer libro de los sueños de Kerstin Gier
-Liv, déjalo-susuró Mia,- ¡pareces una babosa enamorada! Me estremecí. -¿Tan mal? Es horrible.- Y entonces dije algo de lo que me arrepentiría mucho a lo largo de los días-: Si hoy vuelvo a tener el mismo aspecto, debes darme una patada o lanzarme algo inmediatamente, ¿me lo prometes? --Será un placer-dijo Mia, y como ella siempre cumple sus promesas, tres horas después yo tenía la zona de las costillas llena de morados,además de ser la diana de varios proyectiles consecutivos: varias castañas, una funda de lamparilla y un muffin de frambuesa. |