La red de Alice de Kate Quinn
Miré la silla donde había estado sentada Eve. Los tres en busca de dolorosos recuerdos entre las ruinas de dos guerras. Ninguno parecía haber superado nada. Pensé en lo que Eve había dicho. Puede que no fuera tan necesario superarlo como sí intentarlo. De lo contrario, las semanas se convertían en meses y, después, levantabas la vista, como había hecho Eve, y veías que habías desperdiciado treinta años.
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