Karin Boye: Poesía (Última Thule 26) de Karin Boye
Idea Ahí no voy. Eso no soy yo. Eso es sólo el falaz reflejo del espejo, interrogando y preguntándose dónde debo estar, deseando encontrarse algún día con su realidad. Cuenta la leyenda: en un remotísimo país fluye de un manantial invisible un río espejeante. Miles de seres benditos, bienaventurados, se recuestan como lirios al borde de la playa. Una luz sin límites envuelve sus facciones, el aire vibra saturado de inigualable belleza. Es el reino de los espíritus perfectos: allí esta, en un fulgor eterno, mi verdadero yo. El reflejo del espejo no aparece en el luminoso río; fue arrancado una vez por la furiosa corriente, vagabundea alrededor, irreal como en un sueño, incompleto, quebrado, buscándose a sí mismo. ¿No escucho acaso el lejano oleaje del torrente? De lo hondo de mi más íntima hondura fluye su agua. Allí donde la ola de la vida rompe contra el día me aguarda escondido mi divino yo. De: Moln (Nubes), 1922 |