Cenicienta ha muerto de Kalynn Bayron
No hace falta ser especial ni tener un don ni ninguna de esas cosas. Algunas personas piensan que son elegidas, que están destinadas a ser grandes, ¿pero sabes lo que sucede mientras se regodean en la posibilidad de su grandeza? [...] Mientras tanto alguien sin un propósito determinado agacha la cabeza, trabaja duro y hace que las cosas sucedan solo por su firme voluntad. Ahí es donde fracasamos. |