La tentación del fracaso de Julio Ramón Ribeyro
el meollo del asunto reside en que un crítico está expuesto siempre a ser contradicho o superado. La obra crítica se juzga por su coeficiente de verdad. La escala verdad-error en cambio no se aplica jamás a los creadores. Los creadores jamás se equivocan. Ellos solamente fracasan. Ser un mal creador sería para mi mucho más estimable que ser un buen crítico. El dilema sigue en pie y soy yo solamente quien debe resolverlo.
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