Lágrimas de ángel de Juani Hernández
Era la CV408,con novecientos sesenta metros desde el cruce que acababan de dejar atrás hasta la gasolinera y en los que apenas había un par de curvas, una a la derecha otra a la izquierda, suaves; ni siquiera había que frenar, por lo que, ¿qué insólito mótivo existiría para que el único coche que podría pasar por allí a esas horas de la noche se comiera una de ellas y se metiera en el carril contrario... llevándoselos por delante?
|